HIJO PRODIGO
Yo soy el pródigo hambriento
me vuelve desengañado
buscando necesitado
en nuestra mesa el sustento
I
Era un padre que tenía
dos hijos, dijo el Señor,
y a temprana edad, el menor
usar sus bienes quería.
Sin pensar que sufriría
los más amargos tormentos,
y aquel mal comportamiento
día a día lo angustiaba,
decía y se lamentaba:
“Yo soy el pródigo hambriento”.
II
Su propia ambición lo tuvo
viviendo en la mezquindad,
y pidiendo caridad
por el sendero que anduvo.
A meditar lo detuvo
al verse tan fatigado,
andrajoso y humillado
decía el pobre infeliz:
“al hogar donde salí
me vuelvo desengañado”.
III
En el país que él estaba
hubo una extrema pobreza,
y al joven de su riqueza
nada, nada le quedaba.
Y arrepentido lloraba
por haberse propasado,
“volver está bien pensado”;
decía el desobediente,
más pobre que un indigente
buscando necesitado.
IV
Cuando a la mansión volvió
humillado el vanidoso,
lleno de amor y de gozo
el padre lo recibió.
Su hermano cuando lo vio
ocupando aquel asiento,
en aquel mismo momento
al padre dijo ofendido:
“él no tiene merecido
en nuestra mesa el sustento”.
Despedida
Al fin el verso cantado
es del pródigo la historia,
el que vivió vanas glorias
en aquel tiempo pasado.
Por vivir en el pecado
fue tan grande su aflicción,
que al verse en la humillación,
regresaba con urgencia,
pidiéndole a Dios clemencia
y a su buen padre el perdón.
Comentarios recientes